El ego del escritor

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¡Buenas y santas!

El ego del escritor es una de las mayores debilidades que afectan a un escritor en su trabajo. Es un arma de doble filo con que el más de una vez se corta.

El ego del escritor puede llevarle a creerse más que los demás, a sentirse superior, a creerse especial. Tal vez se deba en parte a que el escritor aborda una empresa multidisciplinar, compartiendo destrezas con psicólogos, con burst-your-ego-bubble-600x320sociólogos y con otras muchas profesiones que le serán, no ya útiles, sino hasta imprescindibles en el desarrollo de sus proyectos. Puede que ahí radique la distorsión de la lente con la que ve su propio ego, en que siendo solo en una pequeña parte profesional de todas y cada una de esas disciplinas, el escritor ya se ve con el doctorado de cada una de ellas en la mano y aclamado por un público académico de primera línea.

El éxito de una obra inyecta tanto aire en el ego del escritor, que éste suele pasar a una nueva dimensión, y no hablo en el sentido estrictamente físico, sino en el sentido sicológico de, efectivamente, llegar a creerse alguien superior solo por haber parido una obra de masas que, por lo general, entienden mucho más de éxitos comerciales que de literatura. Siendo el primer entendimiento producto de la conjunción de una buena campaña de márketing y de una inmejorable penetración en un mercado muy permeable y estabulado, lo que le otorga al “lector” muy poca capacidad de discernimiento sobre lo que es literatura y lo que no, o de participación consciente en el encumbramiento de un autor y su ego.

Son centenares de escritores que por cuestiones de ego, son intolerables y hostiles hacia la sociedad y su propio caretasentorno; quedando muchos de ellos, no se sabe muy bien por qué, en aras de la misantropía. ¿Desde dónde se origina entonces tanta repulsión? Desde el propio ego. Desde la misma trinchera donde el escritor percibe el fondo y la forma de las cosas. No solamente es un ego inquieto, sino también nefasto para sí mismo; precisamente cuando el propio escritor va quedando eslavizado por sus pensamientos y conjeturas. Es como si se pusiera a sí mismo un estigma del que no puede desprenderse. Porque a veces el origen de un conflicto no es por una cuestión de conducta, sino de comportamiento. Y en ese sentido el ego es un arma de doble filo. Las razones por las que un escritor es tan aberrante, vanidoso, carente de escrúpulos, prepotente, chulesco, irreverente, ingrato, narcisista, envidioso, burlón e inaguantable, muchas veces se origina en su propio ego. En definitiva, la egolatría hace de muchos literatos enemigos de sí mismos. Al igual que, tu peor enemigo, tiene tu mismo nombre y apellidos. Y quizás no te hayas dado cuenta.

 

 

Fuente: Victor J. Sanz

Un comentario »

  1. Lo que dices de los escritores aplicaría también para muchos artistas. Pienso que el ego nos juega mal a todos, pero cuando se trata de alguien que de verdad descolla en algo, parecería que es muy difícil sustraerse a ese sentimiento que tan bien describes. Lo importante, supongo, será tratar de mantenerse lo más equilibrado posible, porque entre la autoestima y la vanagloria hay una gran diferencia…
    ¡Una muy buena entrada! Gracias por compartir 🙂

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  2. Cierto que el ego es algo sobre lo que me gusta bromear a menudo, exagerando sus consecuencias. Muchas veces digo que me llamo Lu_Bilderberg_Dios porque así me llaman los del Club. La risa que provocan las respuestas, que van desde el insulto, la acusación de loca, la gente que no sabía qué era eso del Bilderberg hasta la discusión sobre el sentimiento religioso o de la existencia de Dios, es tan inspiradora que me nutre de ideas literarias.
    Nada me parece más hipócrita que la falsa modestia. Simplemente, no les creo a los que van por la vida con esa máscara.
    Ser humildes no es ningún secreto, es la forma de conseguir aceptación entre los pares y triunfar.
    La aspiración de triunfo es el más egocéntrico de los deseos humanos.
    Lo sano es el equilibrio, la autoestima y el respeto y consideración por tus compañeros de ruta.

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    • Gracias por compartir tu punto de vista. Personalmente, considero que todos los excesos son malos. Es buenos quererse a sí mismo, pero cuando la persona se cree OMNIPOTENTE carecen de sabiduría, son los típicos que no ven ni oyen. El hombre aprende de todo lo que lo rodea. La Hipocresía es tan despreciable como el Soberbio que se cree superior a todos.
      Un abrazo y nos estamos leyendo!!

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      • El problema de los genios es irreversible, parece.
        Nadie admitirá que conoce uno, porque ya se sabe: un genio no puede vivir a la vuelta de tu casa ni ser tu pariente.
        La hipocresía es despreciable y la soberbia también. Al fin y al cabo, cuando alguien es el mejor, sabe que lo es porque Dios le otorgó ese don supremo como un regalo y que podría quitárselo en cualquier momento.
        El sufrimiento es doble, por padecer de esa superioridad incomprendida (no es lo mismo ser genio -que no se puede comprobar por los sentidos de quien no lo es- ) que ser alto, mediano o bajo, tener ojos azules o verdes o castaños, ser delgado o robusto, de izquierdas o de derechas, de un club de fútbol o de otro), y serlo ante los que no se darán cuenta jamás si no se los dice el mismísimo sistema que coarta al distinto, por un lado y tener que sufrir constantemente el temor a dejar de ser el agraciado, por otro.
        Un abrazo.

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